miércoles, 23 de septiembre de 2015

Gracias Órbita Laika



Bueno, pues ha llegado el día: hoy se estrena la segunda temporada de Órbita Laika​. Sabéis u os imagináis cómo he estado esperando este momento. Estoy nerviosa, muy nerviosa, más que en la primera temporada. No soy profesional de la tele y soy bastante insegura, qué le vamos a hacer. No sé cuál será el recibimiento por parte del público de esta nueva entrega pero antes de que salga a la luz esta noche a las 23:40 en La2 (que no se os olvide) me gustaría dar las gracias a mucha gente que ha hecho posible este proyecto y, sobre todo, no han dudado en ofrecerme todo su cariño durante la grabación de esta segunda temporada que fue en junio y julio, justo después de que ocurriera todo lo malo.

Gracias, por supuesto, a Jose Antonio Pérez  por ese correo que en julio de 2014 me invitaba a formar parte de este grupo de locos. Gracias a Blanca Baena, mi jefa, que siempre tiene la palabra adecuada y la caricia oportuna para animarme. A Urko Luengo por aguantar mis cambios de planes de viaje y por enseñarme a hablar en euskera un poquito. A Jesús Hidalgo por estar pendiente de mis despistes.  A mi Marta Sánchez ​ por sus abrazos calentitos y sus ojazos tiernos.

Gracias a Antonio Martínez Ron​ por sus chorradas que me arrancan carcajadas, gracias a América Valenzuela​ por verme siempre cosas bonitas como mis orejas y gracias a Jose Cervera​ por sus piropos exagerados pero elegantes. Y, ¿cómo no?, gracias a Ángel Martín​ por ayudarme a entender un poco este loco mundo de la televisión y por ser tan cariñoso aunque lo disimule.

Por último pero no menos importante gracias a la FECYT y a la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco por el apoyo económico.



Gracias a todos los que han hecho posible este sueño.

Hemos puesto muchísima ilusión, muchísimo trabajo  y muchísimo amor en esta temporada. No ha sido fácil aunque, francamente, con un equipo como este ha sido muy divertido. Espero que os guste mucho y espero que los datos de audiencia demuestren a quien corresponda que hay mucha gente en este país que quiere, necesita, que la televisión pública haga programas como este.

Muchas gracias a todos, de verdad.

Os espero esta noche frente a la tele, voy a pasar lista. Ah, y es el reencuentro televisivo de Ángel y Patricia Conde.




¡¡Vamos a petarla!! :)

lunes, 21 de septiembre de 2015

Que 50 años no es nada



Solo hay una razón por la que no quiero que esta mujer haya sido mi maestra y es porque tengo la suerte de que sea mi hermana. Mi hermana mayor. Mi Tata. 

Pero solo por eso porque a poco que lo piense es difícil encontrar a un maestro mejor que ella. Los habrá iguales, posiblemente, pero no mejor. Mi hermana lleva casi 30 años trabajando y va al colegio cada día con su mejor sonrisa y cargada de amor, mucho amor, para sus niños. Vive pensando en qué hacer para mejorar cada día en su trabajo y no hay nada que le haga más ilusión que idear alguna actividad nueva con ellos. Bueno, a lo mejor sí, puede que estrenar un traje de flamenca le haga la misma ilusión porque, como le decimos en casa, es una disfrutona

Como casi todas las familias hemos tenido en la nuestra malos momentos, algunos terribles, insoportables y crueles. Incluso en esos días en los que nos costaba salir de la cama mi hermana Maribel, mi Tata, esperaba a sus alumnos en la fila del colegio con su sonrisa y haciendo locuras. Lo sé porque es el colegio de mis hijos y la espiaba orgullosa desde el otro lado de la reja. Este año, como sabéis los que nos conocéis, sufrimos la peor de las desgracias el 20 de mayo, pero ni ella ni mi hermana pequeña, Rocío, dejaron de preparar el baile de sus alumnos para fin de curso y se disfrazaron y bailaron con ellos en la fiesta mientras estaban rotas por dentro y el resto de la familia las admirábamos llorando de orgullo. 

Mi Tata, mi madre y mi hermano Salvador, mi Tato, en la piscina de Coria


Hoy cumple 50 años y está más guapa que nunca porque no hay mejor tratamiento de belleza que la generosidad, la entrega y la alegría. Y esa es mi Tata, esa mujer que es capaz de esconder todo su miedo y su dolor detrás de una canción infantil, muy mal cantada porque tiene una oreja enfrente de la otra, es verdad, pero con una coreografía que deja embobados a sus alumnos. 


Mi hermana y yo en la Feria de Abril del colegio

Ella fue la primera que decidió ayudar a Sonia en aquella terapia que os conté hace casi 5 años. Cuando era una muchachita de 18 años y salía de paseo por las noches volvía a casa cuando Sonia y yo ya estábamos dormiditas. Llegaba taconeando y alegre. Nos despertaba porque le daba pena dormirse sin hablar con nosotras. Cuando ya lo había conseguido, despertarnos, le preguntábamos cómo lo había pasado. Nunca nos lo contó, se quedaba frita enseguida. Sonia y yo nos quedábamos despiertas prometiendo que no nos lo haría nunca más. Pero se repitió cada noche. Siempre. Hasta aquella noche fatídica en que le dio por casarse  y Sonia y yo nos quedamos tristes porque ya no volveríamos a escuchar su taconeo. Porque ya no tenía su ropa en nuestro ropero...

Bueno, no se fue mucho, la verdad. Eso es una de las cosas que más feliz me hace en este mundo, que siempre estamos toda la familia junta :) 

Quería, necesitaba, escribir esta nota en mi blog para darle las gracias públicamente a mi hermana por todo lo que lucha por toda la familia y con toda la familia, por no perder nunca la sonrisa, por estar siempre para todo y para todos. Necesitaba repetirle, una vez más y hasta que se lo crea, que es la mejor, que no se puede ser mejor que ella en nada. Bueno, vale, cantando, pero solo en eso. Y también, qué narices, porque quería presumir de hermana. De hermana y de familia porque es lo mejor que tengo, el motor de mi vida.


Con mi madre y mis hermanas: Sonia, yo, mamá, Tata y Rocío. 


Feliz cumpleaños, Tata. A por otros 50 años, a por más de 50 cuentos, más de 50 canciones, más de 50 disfraces, más de 50 trajes de flamenca, más de 50 millones de sonrisas. Necesitamos  todo eso de ti. Y más. 

Te quiero, loca.








viernes, 14 de agosto de 2015

Mi Tristeza y yo

Los que me conocéis sabéis que desde mayo estoy, principalmente, triste. La vida, esa que es tan chula como dice esa marca de ropa catalana, me ha dado, nos ha dado a toda mi familia, la hostia más cruel e inhumana que se puede dar.

Los que me (nos) conocéis sabéis que desde mayo todos estamos luchando contra el impulso de hundirnos en nuestra pena y tratando de seguir con la alegría que los más pequeños de la casa nos contagian y necesitan. No hay otra forma. 

Los que me conocéis sabéis que fui a ver la película Inside Out y sabéis que me encantó. Ya, sé que hay auténticos detractores de la misma, pero a mí me gustó, mucho. ¿Por qué? Pues no sé, por lo que suelen gustar algunas cosas, porque te gustan y ya está. 

Me enamoré sobre todo de Tristeza, esa gordita azul con las piernas y los brazos muy cortitos. Como los siento yo cuando estoy triste, cuando todo queda lejos y me cuesta mucho caminar porque todas las calles son cuesta arriba y hacen esquina con la pena; cuando mis brazos no alcanzan esas pequeñas cosas que me hacen sonreír o reír a carcajadas como una arrabalera. Y, cómo no, me enamoré de esa cara redonda y preciosa. Y con gafas. 

A los pocos días de ver la película alguien que me quiere con locura me regaló dos muñecas: una era, mi gorda, Tristeza. La otra era su compañera Alegría, delgada y con las piernas y los brazos largos, como me siento yo cuando estoy alegre, capaz de caminar todo lo que haga falta sin cansarme porque todas las calles son cuesta abajo y suena música, cuando mis brazos alcanzan sin esfuerzo esas mismas cosas pequeñas. 

Con la excusa (perfecta) de compartir un arroz frente al Mediterráneo con mis amigos Raquel, Mamen y Manu, planeé una escapada a mi ciudad favorita, Barcelona. Dos días con sus dos noches.

Y decidí que uno de ellos lo dedicaría a enseñarle la ciudad (un poco, porque hacía un calor húmedo que ni en Manaos) a mi amiga inseparable desde mayo, a mi pena, a mi Tristeza: "me llevo a la gordita". Al principio no le entusiasmó la idea...



Pero entre su amiga y yo la convencimos, bueno, o nos pusimos tan pesadas que no quiso discutir más.



Dedidido: Tristeza se viene conmigo a Barcelona y Alegría se queda en casa cuidando de mis chicos.

Como ademas tengo el ánimo tan cursi que haría vomitar a Los Happiness...




... decidí que haríamos un Amelie: le haría fotos en sitios de Barcelona y las colgaría en las redes sociales. Honestamente, lo único que pretendía con ello es arrancar una sonrisa a mi hermana Sonia,  a todos mis hermanos, a toda mi familia. No había más intención que esa.

Pero como a algunos de mis amigos (reales y virtuales) les ha hecho gracia el reportaje (a otros, bastantes, no y me han dejado de seguir en Twitter) he decidido recopilar todas las fotos en esta entrada que, en realidad, no pretende ser una entrada sino un álbum de fotos. Las 2 primeras fotos las colgué en Twitter y Facebook, las demás están casi todas en Instagram.

Here we go!











































Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el



Explico un poco la anterior:  Schilling es un bar maravilloso donde Alberto y yo solíamos ir a tomar café y a leer. Ahora han puesto uno de esa cadena justo al lado.


Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el


Pues sí, este restaurante vegano, Juicy Jones, es uno de mis favoritos del Raval y está justo al lado de la residencia de investigadores del CSIC :)



Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el


Esta foto está hecha junto al Fossar de Les Moreres donde yacen muchos caídos en la guerra contra Felipe V.

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

Y ya está. Bueno, no, falta una en la que aparece el nombre de la persona por la que, principalmente, he estado haciendo el tonto por Barcelona con la ilusión de arrancarle una sonrisa :)


Gracias a todos los que nos habéis acompañado a mi tristeza y a mí en este viaje, a los que nos acompañáis siempre en cualquier viaje.

sábado, 6 de junio de 2015

Feliz 50 aniversario, papá y mamá

Hoy 6 de junio  de 2015 se cumplen 50 años de la boda de mis padres. No puedo poner ninguna foto del acontecimiento porque no hubo fotos. Ni vestido blanco. Mi madre se casó, según me cuenta, con un vestido de punto de color burdeos. Fue una boda casi clandestina, una boda triste y casi a escondidas. Mi madre estaba ya embarazada cuando se casó con mi padre y aquello fue un escándolo en el poblado de Alfonso XIII  en el que vivían. Mi madre tenía 17 años, mi padre 18. Mis abuelos maternos ni siquiera fueron a la boda, era una deshonra. Algunas amigas de mi madre dejaron de serlo supongo que por miedo al contagio. Pobres. Si se hubiesen contagiado del embarazo de mi madre a lo mejor hubiesen dado a luz a alguien parecido a mi hermana Maribel, una de las personas más generosa, sensible, trabajadora y alegre que conozco.

La vida de mis padres no fue fácil nunca, mucho menos en los primeros años de matrimonio. Mi madre traía a su espalda, además, una infancia de hambre y pobreza casi absoluta, nunca fue al colegio y empezó a trabajar en una pescadería con 8 años. Pero, a pesar de todas las dificultades, mis padres siguieron luchando, a veces hasta límites inhumanos por su familia. Después de Maribel, llegamos (por orden cronológico) Salvador, yo, Sonia, David y Rocío. Mi padre trabajó casi siempre como mecánico, le llamaban el pringue, pueden imaginar por qué. Mi madre como limpiadora doméstica. Fue con el trabajo de ambos como sacaron adelante a su familia que, por cierto, incluía también a mis abuelos maternos. Sí, los que no fueron a la boda. 

Septiembre de 1976, cumpleaños de Sonia.


Aparte del sustento económico para alimentarnos, vestirnos y  proporcionarnos todo lo necesario para tener una  buena infancia, mis padres, sobre todo mi madre, tuvo siempre muy claro lo que no quería para nosotros: su vida. Insistió siempre, mucho, muchísimo en ocasiones, en que tuviésemos estudios para acceder a buenos trabajos. Y lo consiguió. Vaya si lo consiguió. Todo eso en un ambiente nada propicio, el barrio en el que vivíamos y que fue devastado por la heroína en los 80. Ahora mis padres tienen cuatro hijas profesoras (todas funcionarias), un empresario y un ingeniero. Nunca encontraremos las palabras suficientes para agradecerle lo pesada que se puso.

Agosto de 2002, primera remisión absoluta de la leucemia de mi padre. De izquierda a derecha: mi madre, Maribel, David, Rocío, Salvador, yo (con el gafotas en la tripa) y Sonia. Mi padre es el que está sentado en el suelo


Después empezaron a llegar nietos, a mansalva: Alberto, Juanma, Alejandro, Maribel, Jaime, Salvador, Ventura, Elio, Siriki, Álvaro, Pedro, Mandiara, David, Miguel y Noah. Ah, y estamos esperando a Mario que está a punto de nacer. 

Me reconfortaba (aunque a veces daba dolor de cabeza) cuando estábamos todos juntos. Cualquier reunión familiar era una auténtica locura, como se pueden imaginar. Pero me hacía feliz ver que mis padres, en el atardecer de su historia, habían conseguido una familia enorme, hermosa y en la que todos los miembros (incluidos cuñados y cuñadas) se querían y se apoyaban mutuamente. La vida había recompensado a esta pareja, Salvador y Trini, mis padres, por su entrega absoluta y su trabajo por su familia, siempre por su familia.

Y hemos pasado sustos muy gordos, no todo ha sido alegría. Yo misma tuve un grave accidente de tráfico en 1995 que casi me manda a criar malvas y hemos luchado (siempre con el apoyo del hospital Virgen del Rocío de Sevilla) contra las leucemias de mi padre y el linfoma de mi hermana pequeña. Todos juntos, como una piña. Tratando de estar siempre positivos, inyectándonos alegría unos a otros. Cuando alguno se venía abajo, otro le enchufaba su batería. Todo era casi perfecto. 


Mayo de 2006. Rocío, sentada en el centro, estaba recibiendo quimioterapia contra un linfoma.


Hoy 6 de junio de 2015 deberíamos celebrar sus bodas de oro. Y lo teníamos preparado: una cena familiar, solo mis padres y sus seis hijos con sus respectivas familias. Todos juntos. Pero no. La vida nos dio la hostia más grande que nos podía dar. Sin avisar. Con fuerza. Con mucha fuerza. Una de las piezas de este puzzle maravilloso, una de las pieza pequeñitas, Miguel, nos dejó el pasado día 20 de mayo y el resto de las piezas saltó por los aires.

Miguel


Nos hemos roto, como un jarrón que se ha caído al suelo. En estos momentos tan extremadamente duros, crueles y difíciles, intentamos entre todos volver a pegar los trozos. Y, gracias a la fuerza sobre todo de mi hermana Sonia pero también del resto de la familia, lo intentamos hacer con amor, por supuesto, y con alegría, la que podemos sacar, porque nos quedan muchos niños que sacar adelante y no queremos que se críen en la penumbra de la tristeza y la rabia que nos inunda. Intentamos con fuerza pegar los trozos, pero siempre nos faltará un trocito y siempre se notará el pegamento. Pero tenemos que hacerlo, por Miguel, recordando su bella sonrisa, por el resto de los niños y por mis padres.

No era esta la entrada que quería escribir hoy. No.

Pero quiero felicitar el aniversario a mis padres y darles las gracias por hacerme formar parte de una familia tan maravillosa y por todo lo que han hecho por mí, por todos nosotros.  Vuestra fuerza, vuestros sacrificios y, sobre todo, vuestro amor son la mejor herencia que nadie puede recibir.

Feliz aniversario, papá y mamá.

Os queremos. Os quiero.

  







lunes, 12 de enero de 2015

Dibujando tetas

No quería dejar pasar la oportunidad de unirme al reto que algunos colegas lanzaron el otro día en Twitter, el de publicar hoy, 12 de enero de 2015, a las 9 de la mañana una entrada sobre tetas con el hashtag #lunestetas.

Se me ocurren algunas historias que contar relacionadas en algún sentido con las mías,  pero no es el horario. Además, creo que el reto es de escribir algo de divulgación científica donde aparezcan las tetas, así que no valen esas anécdotas. 

Si te sientas a escribir sobre matemáticas y tetas, lo primero que te viene a la cabeza es usar el doble sentido de la palabra seno, para jugar y hacer chistacos sobre tetas y funciones trigonométricas. Pero eso ya se ha hecho muchas veces...

Así que he recordado algo que vi en Wolfram y que es más original, creo, y divertido. Se trata de una utilidad  que, usando funciones matemáticas, te permite dibujar tetas a tu gusto, como esta, por ejemplo:


Pues bien, cambiando los valores de los parámetros en la aplicación, podéis ir dándole a vuestra teta la forma que más os apetezca. Y sin cirugía, ¡oigan! Por ejemplo, la teta anterior es la correspondiente a los siguientes valores de los parámetros:



Si cambian estos valores, por ejemplo, ponen estos otros, 

la teta asociada será la siguiente:


Ya sé que más de uno ha adivinado que el truco está en sustituir esos valores en la función:


Y estoy segura de que todos ya quieren jugar a diseñar su teta favorita con esta utilidad. Ya, lo sé, lo pueden hacer aquí.

Termino con el chistaco que se esperan, sí: ¡espero que lo pasen teta! :)